12 octubre 2012

confesiones de polanski

I. es mañana de bilis en twitter. de tetrabriks de bilis apilados, haciendo filas. de comer huevas frescas de pescado a puñados en el desayuno. me quedo pensando si una mente puede destruir y construir a la vez, si es compatible eso. veo un martillo autolegitimado, enaltecido, golpeando y destruyendo en fragmentos mínimos, en esquirlas, cada nuez que le pasa por delante. el martillo lleno de razones pegando sólido, pegando violento. autojustificado. ahí. dale. lo miro con perspectiva, con distancia, como el que observa un fenómeno. así. en "ventanas sobre manhattan", creo, antonio muñoz molina escribía: "hacer una cosa es sobre todo dejar de hacer otra". se refería a las tareas de la vida, pero yo me lo llevo aquí y ahora a las actitudes, a los estados mentales. los estados mentales preceden a los actos. la bilis ya estaba allí. adentro. dentro de la cabeza del martilleador. surtida desde adentro. se ve que la ven fuera a la bilis. o la ven fuera o ven que hay ahí fuera algo que la justifica. incluso que la pide. que llama a martillo. es su mirada. sea.

II. anoche veo "confesiones de polanski" en tv. como quiera que sé que, por razones que no tengo claras, que es una persona a la que no le tengo aprecio y a la vez un artista al que admiro, que me gusta, me paso el limpiaparabrisas por la mirada y trato de ver el documental con los ojos más nuevos de los que soy capaz. ¿qué me encuentro? polanski está, parece, ahí, en un momento bajo. todavía recluído bajo arresto domiciliario en su casa de suiza. le entrevista un viejo amigo. es un hombre con el rostro y la mirada del lobo siberiano. esos ojos, esos ángulos en la cara, esa melena del lobo. un lobo viejo pero joven. la reclusión forzosa lo ha conectado con su infancia. una infancia de guerra. de horror. pero hay algo en este hombre que parece hacerle vivir la película de su vida, de su infancia, a capítulos, fragmentada. tal vez la única manera de soportarla. de sobrevivir.

III. el eye contact, el contacto ocular es importante y yo siempre se lo he visto glaciar, gélido, desapegado, con ese punto violento que tiene el hielo cuando despegas la mano de él. me sorprende verlo emocionado. contenido pero emocionado.  y el padre. cuando menciona al padre, y es mucho, se emociona más. me pregunto si parece genuino y sí, lo parece. a la madre se la llevan a auschwitz. querían a la hermana pero como no estaba, pues éstas misma. alemanes. no lo olvidemos. alemanes. después supo que su madre estaba embarazada cuando la llevaron. eso le toca más que la madre a secas. la madre embarazada. luego asesinada. asesinados los amiguitos. todo lo que toca, todo lo que ama se lo llevan, se lo quitan, se lo matan. cómo apegarse entonces si cada vez que te apegas, eso muere. descubro entonces a un polanski afectuoso y amoroso en lo nuclear, en el hueso de melocotón, con un desapego superficiel, en la piel de la fruta, como protección, como defensa y entonces ya, hoy, pensado y escrito me cuadra el lobo. me cuadra mucho más el lobo.

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